lunes, 7 de agosto de 2017

Distintas miradas.

   Día lunes... la rutina. El despertar...desayunar y mirar las noticias para saber cómo está el mundo ... cómo está mi país y cómo estaré yo durante el resto del día. Fue así que pensé: -¿Por qué tiene que influir tanto lo que ocurre a mi alrededor en mi propia vida? ¿Tal vez somos eslabón de una interminable cadena?
   Mientras tomaba mi café con leche puse punto final a este cuestionamiento filosófico que estaba creando en mi cabeza. Sin dudas, si formo parte de una sociedad, debería influir hasta dónde yo lo permitiera.
   Tal vez la presión de los momentos que vivimos... las distintas posturas...los acontecimientos que surgen día a día en cada ámbito generan debates según la mirada e interpretación que cada uno de nosotros tenga de la vida misma.
   Este pensamiento matutino me recordó un cuento que leí hace tiempo sobre cómo una historia puede llegar a bifurcarse por "dos maneras de mirar el mundo".
   Les dejo un fragmento del capítulo III de esa historia para anticiparles la receta de hoy, mientras termino mi desayuno y comienzo a preparar los ingredientes de este plato dulce que, también, como el mundo y como el cuento puede tener distintas miradas.

   ..."Lucio Guimarães recorre las playas voceando su oferta. La canasta, que al principio pesa mucho, a poco de caminar empieza a alivianarse. Los lugareños lo conocen desde siempre y los turistas que están instalados en las playas ya se han acostumbrado a los pasteles maravillosos de doña Leonora. Esta mañana la canasta se va vaciando más rápido que nunca. Lucio está contento y, como además de contento está cansado y tiene calor, decide dejar la canasta unos minutos para meterse al agua. Todavía tiene tiempo de vender los pocos pasteles que le quedan. Mira hacia las sombrillas y elige una donde dos chicas toman sol.
   [...]
   Con su mejor sonrisa les pide que le cuiden la canasta, en cuyo fondo reposan los últimos pasteles, y también la gastada remera, mientras se da un baño rápido. A cambio, promete, les regalará los mejores pasteles de Brasil, uno para cada una".
   [...] 
   (Fragmento de Ana y las olas - Mario Méndez - ríodetinta)

PASTELITOS RELLENOS DE DULCE.
Para preparar este plato muchas personas compran directamente el paquete de masa para pastelitos....otras amasan con grasa o con manteca...o tienen la opción de usar esta receta muy fácil y práctica. ¡Maneras de optar!!
Ingredientes: (12 pastelitos)
Masa:
Harina 0000 500 g
Manteca 100 g
Sal 1 pizca
Agua cantidad necesaria
Margarina y fécula de maíz cantidad necesaria
Relleno:
Dulce de batata o membrillo 250 g
Almíbar:
Azúcar 100 g
Agua 100 cc
Otros: Aceite o grasa para freir cantidad necesaria.

Preparación:
Sobre la mesa colocar la harina , polvo de hornear y sal cernidos juntos. Agregar el agua mientras se amasa hasta formar un bollo liso y tierno. Tapar y dejar descansar 20 minutos.
Enharinar  la mesa y estirar la masa muy fina en forma rectangular y alargada.
Derretir un poco de margarina en un recipiente y con un pincel pintar la masa estirada. Espolvorear con fécula pasada por tamiz.
Para el hojaldre hacer 4 dobleces: 1 simple, 1 doble, 1 simple, 1 doble. Antes de cada doblez pintar con margarina, espolvorear con fécula y estirar para hacer el próximo doblez. Si se desea más hojaldrada repetir los 4 dobleces una vez más volviendo a pintar con margarina y espolvorear con fécula antes de cada doblez..
Dejar descansar la masa en la heladera hasta que esté bien fría.
Estirar y cortar los bordes para que dé lugar a que se forme el hojaldre.
Cortar cuadrados y colocar en el centro la cantidad de dulce a gusto. Humedecer los bordes de la masa y encimar las otras tapitas.
Apretar bien las esquinas formando las "orejitas" típicas de los pastelitos para que no se escape el dulce (si la masa está blanda antes de freir, dejarlos un momento en la heladera).
Freir en aceite o grasa caliente, primero a fuego fuerte para que se abran las láminas de hojaldre y luego a mínimo. Retirar y colocar sobre papel absorbente.

Para el almíbar: En un recipiente colocar el azúcar y agua. Llevar al fuego hasta que hierva y se forme un almíbar liviano. Dejar enfriar y pintarlos.

   No tenemos fotos de los pastelitos de la abuela Leonoroa pero... usando la imaginación bien podrían ser los que hoy les presento: producto terminado!!!




   Las distintas miradas pueden estar en cualquier momento del día y de la situación en la cual nos encontremos. Generalmente, y lo que debería ser un intercambio de ideas, termina siendo una acalorada discusión. Lo mismo puede ocurrir en al cocina con un ingrediente más o menos. Lo importante es cómo nos sentimos nosotros... qué deseamos hacer... qué valor le damos a nuestra palabra y, en definitiva, cuál es la posición que adoptamos. Es decir, el respeto por nosotros mismos ante los demás.


 ¡Darse la posibilidad y darla a los demás es la satisfacción más grande! Si hoy me hicieron el regalo de leer mi blog... no sólo llenaron mi alma sino también la de ustedes. ¡Gracias amigos.... continuaremos en otra entrada!
Silvia.

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